Historia de las tecnologías del sonido en el cine (III). La adaptación de la industria de Hollywood al cine sonoro (1928-1930)

Alan Williams, en su artículo "Historical and Theoretical Issues in the Coming of Recorded Sound to the Cinema" (1992), defiende la hipótesis de que la generalización del sonoro no fue consecuencia directa de un incremento de demanda de este tipo de cine por parte del público, sino más bien responde a una lógica de producción industrial e intereses corporativos. Vitaphone y El cantor de jazz no habían hecho más que completar un proceso de progresiva mecanización del espectáculo cinematográfico, con el que se logra la estandarización en las tecnologías de exhibición.

Este modelo interpretativo ayuda a entender por qué la presión para la adopción del sonido sincronizado vino desde el sector de producción de la industria, y no desde el de la exhibición, que tardó algún tiempo en acondicionar las salas a la nueva tecnología sonora.

Los sistemas de sonido sobre disco fonográfico ofrecían mejor calidad que los primitivos de sonido sobre película, pero las limitaciones del formato se hicieron patentes en tanto que el cine sonoro se convertía en el estándar. Los discos Vitaphone duraban entre 7 y 9 minutos, y era complicado mantener la sincronización al cambiar de discos durante los largometrajes. Como subraya Stephen Handzo (1985: 386), en los rodajes se tendía a usar todo el espacio grabable del disco, que además no podía editarse con posterioridad, por lo que la imagen pasó a estar completamente supeditada al sonido, especialmente en lo que respecta al tiempo de duración de los planos y los tipos de ángulos de cámara.

En los comienzos del cine sonoro, las limitaciones técnicas hacían que el sonido sincrónico se erigiera en lo que Walter Murch (2000) calificó como un auténtico “cuello de botella”, esto es, un elemento determinante con poder real sobre el proceso de producción cinematográfica. En los primeros filmes que usaban el proceso Vitaphone, todos los elementos debían grabarse y mezclarse al mismo tiempo, durante el rodaje, pues no era posible ninguna edición posterior sobre el disco.


Hasta 1928 era común utilizar en el rodaje varias cámaras filmando al unísono, dispuestas en un arco en un lado de la escena, de manera que dos de ellas cubrieran planos largos desde distintos puntos, y dos o tres más se encargaran de los actores principales en planos medios y cortos. Un número idéntico de discos de fonógrafo eran grabados al mismo tiempo, de manera que uno de ellos pudiera seleccionarse como master para distribución (Salt, 2009). Al ingeniero de sonido le fue otorgado el poder de detener la acción de un rodaje si la toma de sonido no era la correcta. Un poder que, desde entonces, nunca ha vuelto a tener.

Ya en 1929 el formato de sonido sobre disco tenía fecha de caducidad. El magnate William Fox se había encargado de acelerar su desaparición, al comprar años atrás los derechos del sistema sobre película Movietone, y emplearlo por primera vez en 1928 en el terreno de la ficción. La Fox iba a ser pionera en filmar películas sonoras en escenarios naturales, fuera del estudio, algo de lo que la Warner y su Vitaphone no había sido aún capaz. La mayor ventaja del sistema de sonido sobre película Movietone era que posibilitaba el recorte y la combinación de tomas de sonido procedentes de diferentes ángulos de cámara.

Si bien Warner Bros. y Fox, en palabras de Handzo (1985: 390), “entraron en el sonoro por la puerta trasera, con equipamiento diseñado para otros propósitos”, no ocurrió lo mismo en todos los casos. Otros estudios que empezaron a producir películas habladas en 1929, como Paramount, Loews/MGM, First National y United Artists, emplearon ya desde el inicio un dispositivo de sonido sobre película que había desarrollado AT&T, el cual usaba un doble rollo de celuloide que mantenía separadas físicamente la imagen y el sonido, e introducía por primera vez la posibilidad de editar una grabación, reordenarla, y ajustar su sincronía respecto a la imagen.


REFERENCIAS

Handzo, Stephen (1985). “A Narrative Glossary on Film Sound Technology”. En Film Sound, eds. Elisabeth Weis y John Belton, 383-426. New York: Columbia University Press.

Murch, Walter (2000). “Stretching Sound to Help the Mind See”. En FilmSound.org. <http://filmsound.org/murch/stretching.htm> [Consulta:14 junio 2010].

Salt, Barry (2009). Film Style and Technology. Third Edition. London: Starword.

Williams, Alan (1992). "Historical and Theoretical Issues in the Coming of Recorded Sound to the Cinema". En Sound Theory Sound Practice, ed. Rick Altman, 126-137. New York: Routledge.

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