Historia de las tecnologías del sonido en el cine (II). Los orígenes del sonido cinematográfico (1895-1927)


A mediados del siglo XIX, la Western Union se había establecido como la primera gran corporación moderna en los EEUU, y era la industria telegráfica la que impulsaba la mayor parte de la investigación en tecnologías del sonido en la comunicación. En este contexto económico e industrial en cambio continuo, En su artículo de 1976 "The Coming of the Talkies: Invention, Innovation, and Diffusion", Douglas Gomery plantea la llegada del sonido al cine como un proceso de transformación gradual en tres momentos: invención, innovación y difusión. En cada uno de ellos intervendrían diferentes agentes.

Así, para la invención jugaron un papel fundamental empresas como AT&T, en el terreno de la telefonía, y RCA, en el de la radio. En la innovación, Warner Bros. y la Fox establecieron una competencia directa entre sus sistemas de sonido sincrónico con la película cinematográfica: el sound-on-disc (sonido sobre disco) impulsado por la Warner, frente al sound-on-film (sonido en formato óptico sobre celuloide) de Fox. Finalmente, los intereses de los grandes estudios cinematográficos o majors tuvieron mucho que ver en la etapa de difusión, que necesitó de la adaptación rápida de las salas de exhibición para reproducir películas con una banda sonora sincronizada.


Los primeros dispositivos para sincronizar imagen y sonido

Entre el nacimiento del arte cinematográfico en 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumiere presentan el primer proyector, el cinematógrafo, y el bautismo del cine hablado en 1927 con El cantor de jazz, se desarrollan diferentes inventos que tratan de dotar de sonido sincrónico a la imagen cinematográfica. Los dispositivos capaces de grabar, reproducir y transmitir sonidos existían desde casi dos décadas antes de que el cine echara a andar. Tanto el teléfono y sus tecnologías derivadas, por una parte, como el fonógrafo y el gramófono, por otra, ofrecían las suficientes prestaciones como para que diferentes pioneros intentaran el maridaje del sonido con el nuevo arte de la imagen en movimiento.

Los primeros experimentos documentados que intentaban unir imagen y sonido parten de la empresa de Thomas Edison, que en otoño de 1894 filmó un cortometraje conocido hoy como Dickson Experimental Sound Film.  En él se muestra supuestamente a Dickson, ayudante de Edison, interpretando una melodía al violín al lado de un fonógrafo, al tiempo que dos hombres bailan a su alrededor. En el año 2000, Walter Murch trabajó en la restauración de este fragmento, con el objetivo de volver a unir imagen y sonido, que se conservaban por separado en celuloide y en un disco fonográfico, respectivamente. El resultado es el que puede verse a continuación:


El propio Edison trató por dos veces de poner en el mercado un dispositivo capaz de reproducir imagen y sonido al unísono.

Un usuario utilizando el kinetófono
El primer intento data de 1895, y la máquina era una especie de híbrido, el kinetófono, que sincronizaba dos de los inventos edisonianos, un fonógrafo (Phonograph) y un kinetoscopio (Kinetoscope), valiéndose de un primitivo mecanismo de tiradores.

Esta máquina permitía al usuario mirar a través de los agujeros del kinetoscopio a la vez que escuchaba un disco reproducido en el fonógrafo, mediante un rudimentario sistema de auriculares de goma. No estaba preparada para el consumo simultáneo por parte de múltiples espectadores en una sala, sino para su uso individual.

No mucho después de Edison, en 1902, Gaumont presentaría en sociedad el cronófono (Chronophone), un dispositivo de sonido tosco, que adolecía de un buen sistema de amplificación que lo hiciera usable en salas grandes, y que además se desincronizaba con la imagen tras un uso prologado.


En esa misma línea, y sufriendo de problemas similares, se encontraba el camarófono (Cameraphone) de E.E. Norton, que se instalaba detrás de la pantalla y era especialmente caro de producir.

En 1913, Edison introdujo una nueva versión del kinetófono, esta vez con la imagen proyectada en una pantalla, que se sincronizaba con un fonógrafo situado al otro lado de la sala de cine mediante unas largas correas. Con él, Edison produjo trece películas sonoras durante 1913, pero no obtuvo un gran impacto comercial. Sólo dos años después, Edison abandonaba definitivamente la industria cinematográfica.

En cualquier caso, ninguno de estos primeros sistemas perduró más allá de varias exhibiciones con público. Dejando aparte consideraciones industriales y sociológicas, el problema fundamental de estos intentos primitivos residía en dos aspectos técnicos fundamentales. Por una parte, los procedimientos de sincronización, especialmente en filmes de un metraje extenso, era muy inexactos, requiriendo la continua intervención del operador de proyección para resincronizar imagen y sonido. Por otro, y quizá más importante, la falta de un sistema de amplificación adecuado impedía que el sonido pudiera llenar una recinto de tamaño medio. Esto se solucionó con el amplificador de tubo, que utilizó por primera vez comercialmente la Warner Bros. en 1926.


“Sonido sobre disco” versus “sonido sobre película”

Ya en la década de 1920, diferentes desarrollos presagiaban cambios importantes en la industria del cine. Como apuntábamos anteriormente, dos tecnologías para sincronizar sonido e imagen entraron en competencia por el favor preferente de los estudios hollywoodienses: el sistema sound-on-disc o de “sonido sobre disco”,  y el sound-on-film, o “sonido sobre película”.

Sistema completo de sonido sobre disco

Tal como señala Gomery (1976), en estos años la multinacional AT&T controlaba las principales patentes relacionadas con los dispositivos de grabación y reproducción sonora, y era la empresa privada más poderosa del mundo. Se beneficiaba de los avances en microfonía, amplificación, altavoces de alta calidad, y del desarrollo de mecanismos de sincronización muy precisos, libres de fluctuaciones y variaciones de velocidad. Western Electric, subsidiaria de AT&T, hizo evolucionar su sistema de sonido sobre disco, que quedó listo para el consumo masivo en otoño de 1924.

Por otra parte, los sistemas sound-on-film de sonido sobre película habían avanzado también en complejidad desde las investigaciones de Lee De Forest con el tubo Audion y el Phonofilm en 1923. Sobre esa base, desarrollos posteriores de Theodor Case y Earl Sponable para la Fox cimentaron el sistema Movietone, empleado con gran éxito para la producción de noticias desde finales de la década de 1920.

Lee de Forest, inventor del tubo Audion

En 1925, Sam Warner convenció a sus otros hermanos de Warner Brothers para iniciar una colaboración con la compañía Western Electric, que llevaría a la creación de la Vitaphone Corporation. El objetivo era conseguir un acuerdo estratégico para introducir en la industria cinematográfica el sistema de reproducción sonoro que Western Electric llevaba años perfeccionando.

Estreno del filme Don Juan, el 6 de agosto de 1926
Warner Bros. utilizó Vitaphone en sus primeros filmes sonoros, Don Juan (id, Alan Crosland, 1926) y El cantor de Jazz ('The Jazz Singer', Alan Crosland, 1927). Don Juan, protagonizada por John Barrymore y Mary Astor, se estrenó el 6 de agosto de 1926 en el teatro Warner de Broadway (Nueva York).

Su principal novedad era la sustitución de la orquesta en directo por un disco fonográfico, reproducido en sincronía con la imagen. No había diálogo sincronizado, y la banda sonora se completó con música y unos pocos efectos de sonido, como los choques de las espadas. Junto con la película, se proyectaron también varios cortos musicales, en los que famosas estrellas de la ópera cantaban con el coro de la ópera Metropolitan, el violinista Micha Elman, y el coro de Don Cossack (Allen, 1996).

Pero el filme que ejerció de catalizador para la transformación definitiva de la industria cinematográfica hacia el sonido sincronizado fue El cantor de jazz. En este melodrama musical que protagoniza Al Jolson y dirige Alan Crosland, se combinan números musicales filmados con sonido sincrónico, secuencias mudas acompañadas por una orquesta grabada, y apenas dos minutos de diálogos sincronizados, la mayor parte improvisados (un buen ejemplo es el fragmento que enlazamos más abajo). El efecto entre el público fue inmediato. En palabras de Walter Murch (2000: ¶19), “al comienzo de la era del sonido, era tan sorprendente oír gente hablando, cantando y moviéndose en sincronía que casi cualquier sonido era más que aceptable”.

Con un presupuesto mediano para las producciones de la época, que ascendía a poco más de 420.000 dólares, la película obtuvo un gran éxito en taquilla. Pero, lo que fue aún más importante, el filme marcó un punto de no retorno hacia una nueva era en la historia del séptimo arte: la de los talkies, películas con la banda sonora sincronizada con la imagen, en las que la voz se convierte en el elemento central de la narrativa.



REFERENCIAS

Allen, Bob (1996). “70 Years of Synch Sound”. En Association of Motion Picture Sound, Newletters, Issue 19, Autum 1996. <http://www.amps.net/newsletters/ issue19/19_synch.htm> [Consulta: 14 junio 2010].

Gomery, Douglas (1976). “The Coming of the Talkies: Invention, Innovation, and Diffusion”. En The American Film Industry, ed. Tino Balio,  Madison: University of Wisconsin Press.

Handzo, Stephen (1985). “A Narrative Glossary on Film Sound Technology”. En Film Sound, eds. Elisabeth Weis y John Belton, 383-426. New York: Columbia University Press.

Murch, Walter (2000). “Stretching Sound to Help the Mind See”. En FilmSound.org. <http://filmsound.org/murch/stretching.htm> [Consulta:14 junio 2010].

4 comentarios:

  1. Muchas felicidades por el blog. Está cojonudo ¡Sigue así!

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  2. Muchas gracias pRIMUX, tanto por este comentario como por el de Hispasonic. Últimamente tengo algo menos de tiempo, pero voy actualizando con cosas cuando puedo... Un saludo.

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  3. Que buen trabajo, soy también docente y me es muy útil tu blog. Felicidades por él

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  4. Gracias. Me alegra mucho que el blog sea de utilidad en un ámbito docente, esa era una de las ideas: hacer más accesible este material en un ámbito hispanohablante. Hace muchos meses que no actualizo, espero retomarlo el próximo año junto con la tesis. Un saludo.

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